capitulo tres
En la vida de las personas siempre hay
situaciones buenas y malas, que, aunque sería
mejor que todas fueran buenas, hacen que asuman ciertas actitudes o protocolos, para que así a futuro poder enfrentarlas o
evitarlas de una manera más práctica. Esto, lo experimente tras el divorcio (en
realidad separación, ya que el divorcio se concretó hace poco) de mis padres,
auspiciado o pedido por mi madre, que con argumentos un poco arbitrarios llego a la conclusión de que ya no ama o quería a mi padre y por lo
tanto la única solución era el divorcio. Mi padre, que tras escuchar la cantaleta, argumentos, conclusión y solución
de mi madre, solo dijo- yo no puedo obligar a alguien que me quiera- e hizo maletas y se mudó a un
aparta estudio.
.
De este modo, mi madre se resintió y decidió
descargar dicha frustración alegando o peleando con migo, su hijo. Sumado al hecho, de que yo vivía
con ella, hizo que nuestra relación se volviera
muy toxica para ambos, llegando al punto que no podíamos pasar tres horas sin
pelear o alegar. Haciendo así, que yo callera en un estado de depresión
(estrés) constante, y por consiguiente entrara en una crisis existencial que
afecto mi vida académica y social. Y así,
yo tome la decisión, por el bien de la salud mental de los dos, de dejar de
vivir con mi mamá para toda la vida e irme a vivir con sabio padre.
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